5 Pasos para Trabajar el Miedo
¿QUIERES ELIMINAR EL MIEDO? 
Te dejo 5 pasos para trabajar el miedo porque entiendo bien que quieras eliminarlo, pero eso no es posible, lo sí puedes hacerle tu aliado.
El miedo genérico, abstracto y difuso suele ser paralizante.
Y una de las paradojas de la vida es que el miedo, como tiene miedo, se disfraza para que no le descubras y así él tiene el control: te tiene bajo su control.
Es normal que el miedo quiera controlarnos, al fin y al cabo su misión es mantenernos vivos, que no es poco. Pero hay que reconocer que, hoy en día, su función no tiene tanto valor como antaño, cuando nos perseguían depredadores al salir de las cuevas.
Por eso, hoy en día el miedo no debería controlar ninguna vida, salvo para salvar la vida.
Me explico un poco más
Ese miedo abstracto y difuso que sientes en el cuerpo es una sensación residual de un momento en el que necesitaste un montón de recursos físicos para salir de una situación comprometida.
En un momento viviste una situación estresante, percibida como amenaza, y tu cerebro lanzó un montón de hormonas por el cuerpo para responder a esa situación bien con la parálisis, el ataque o la huida.
Aún en los casos en los que estas respuestas fueran ponderadas a la situación vivida, es decir que sí hubiera un riesgo cierto, una vez pasado ese estímulo debería desaparecer esa sensación del cuerpo, como cuando las gacelas evitan la caza del león y vuelven a pastar tranquilamente, pero, como sabes, eso no es así: queda ese residuo emocional.
Obviamente hablo de ese miedo que no tiene una causa cierta, no hablo de situaciones de estrés postraumático, aunque alguno de los 6 sencillos pasos para trabajar con el miedo que aporto, son altamente efectivos también en esas situaciones.
Hablamos del miedo al futuro, al trabajo, a la vida, a hacer el ridiculo, a hablar en publico, a salir por la noche, a quedarte sola, a decir algo o no decirlo, a hablar de sentimientos, a comprometerte… Hay tantos y variados miedos…
En el 100% de estas situaciones el apoyo, la calidez y la cercanía de los demás es esencial, pero si recuerdas el miedo provoca una reacción defensiva: ataque, huida, parálisis, todas ellas reacciones en contra de la conexión con los demás y todas ellas reacciones que se perciben por los terceros como «agresividad».
Sí amiga, el miedo es percibido en el 95% de las ocasiones como agresividad.
Pero hay más,
El miedo se disfraza
Esto me gustaría que lo tuvieras muy presente de ahora en adelante: el miedo se disfraza de diferentes emociones o sensaciones, tiene muchas caras y, por eso, es difícil de identificar.
La preocupación es miedo, la agresividad es miedo, la timidez es miedo, el orgullo es miedo, la soberbia es miedo, la mentira es miedo, la codicia es miedo, la desconfianza es miedo, la violencia es miedo… Completa esta lista con tu propia experiencia.
PERO SEAMOS JUSTAS CON EL MIEDO
El miedo te protege, ya lo hemos dicho, eso es enormemente valioso y por eso vas a conocerle un poco más.
Cuando percibes algo como amenaza el cerebro ordena la liberación de unas hormonas para responder a esa situación estresante, sea real o imaginaria. Esta orden viene de la parte más instintiva del cerebro, tan rápidamente que no es procesada por la parte evolucionada del cerebro, esa que te que permitiría valorar la magnitud de la amenaza y la idoneidad de la respuesta. Antes de que pueda pasar todo eso, las hormonas ya han hecho su efecto y tu cuerpo está inundado de información para que lleves a cabo acciones defensivas (ataque-huida-parálisis) de manera instintiva, sin tener que pensarlo.
El despliegue hormonal es tal como antaño era, es decir, como si te persiguiera un dientes de sable o un mamut. Y, ahora es difícil que vivas una amenazas así, salvo casos de vida o muerte y, ya hemos dicho, que no hablamos de esas situaciones.
Tienes a tu cuerpo inundado de hormonas que disminuyen funciones corporales como las digestivas, las reproductoras, las cognitivo-creativas, quedando solo el foco en lo que se percibe como amenaza y el corazón y la respiración se aceleran para llevar más sangre y oxigeno a los músculos y poder salir corriendo o atacar, o agarrotando los músculos de tal manera que no puedes ni moverte.
Te recuerdo que es algo automático, instintivo, y durante un tiempo es algo físico, ahí están esas sustancias inundando cada célula de tu cuerpo haciendo que te sientas aterrada, atemorizada, amedrentada.
Pero el estímulo pasó, tuviste esa discusión, te despidieron, te rechazaron, se rieron… ya pasó… pero esas hormonas se quedaron un poco más, de manera residual ¿durante cuanto tiempo más?
Quiero que recuerdes esos instantes de desfase entre el despliegue hormonal instintivo y cuando ya puedes tomar conocimiento y valorar la situación (unos 100 milisegundos). Y ahora quédate con otra idea: homeostasis.
Habrás oido hablar de la homeóstasis como el mecanismo que permite a un cuerpo o sus órganos estar en equilibrio.
Y nosotros somos un todo de cuerpo-mente, y como el cuerpo tiene unas sensaciones determinadas, la mente va a contarte una historia para que todo tenga sentido y sea coherente: tus pensamientos van a avalar tu sensaciones.
De este proceso puedes darte o no cuenta, porque estarás inundado emocionalmente, nadie nos explicó que esto funciona así. Pero ahora lo sabes y puedes elegir quedarte quieta y observar y sentir como late el corazón, como tu respiración apenas se siente o como se retuerce tu estómago…a la vez que observas lo que estás pensando.
Y ya que conoces un poco este este maravilloso mecanismo vamos a la propuesta práctica de los 6 sencillos pasos para comprender y trabajar con tu miedo.
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5 PASOS PARA TRABAJAR EL MIEDO
El primer paso es reconocerlo, averigua si está disfrazado de alguna de sus otras caras: pereza, apatía, frustración, derrota, ira, timidez, agresividad…
Si ahora mismo no vives una situación que creas puede ser miedo, recuerda la última vez o la mas poderosa en la que lo sentiste
1. El miedo se siente en el cuerpo así que vas a identificarlo:
- ¿Cómo lo percibes? frio, caliente, húmedo, seco, aspero, pegajoso…
- ¿En que parte del cuerpo lo sientes? En el pecho, piernas y brazos, abdomen…
- ¿Con qué color lo describirías?
2. Ahora lo llevas a la mente, lo escribes y lo aumentas, exagerándolo todo lo posible. De esa manera el miedo ha pasado de ser una sensación difusa a algo concreto.
Escríbelo porque de esa manera te obligas a estructurar tu pensamiento en proposiciones lógicas, dando entrada a tu neocortex, que es la parte más evocuionada del cerebro. Además si lo dejas dando vueltas en tu cabeza te perderás mucha información valiosa.
3. ¿De qué te está alertando?
Sigue escribiendo: de exponerte al público y a las críticas; de obtener una negativa; de no contar con apoyo; de poner en riesgo tu vida…
4. ¿Qué necesitas cuidar?
Confianza; autoestima; reconocimiento; integridad física y/o psíquica…
5. ¿Qué puedes hacer con tus recursos para protegerte?
Estudiar; practicar; aceptar la libertad del otro; entrenamiento; protección; asumir que hay cuestiones que exceden de tu control…
¿Qué te diría un/a buen/a amigo/a?
Identifica los recursos que van apareciendo y escribe las acciones más eficaces para cuidarte.
Ahora vuelves al cuerpo ¿cómo lo sientes?
Si el proceso ha llegado al fondo de la cuestión, verás como el miedo se ha ido del cuerpo a la mente y en ésta no hay miedo.
Tus miedos habituales son viejos compañeros de viaje. Puedes trabajarlos sola o a través de un proceso de coaching
Además de estos 6 pasos para trabajar el miedo, te propongo las siguientes reflexiones:
Visualiza a tus miedos habituales como a un viejo y entrañable monstruo que te acompaña
Porque saldrán de vez en cuando, el miedo es un gran maestro y parte de nuestro aprendizaje vital es a través del él, nunca se va del todo y tarde o temprano algo lo estimulará de nuevo, así que mantenlo a tu lado y no detrás, podrás verle y mirarle cuando sientas que algo o alguien los está estimulando.
Pasarás a ser consciente de que no es a ti a quien hablan, es a tu miedo, a tu «querido» miedo (inseguridad, pereza, ansiedad, ira, desesperación, nerviosismo, angustia…) ese conocido compañero de viaje que te acompaña.
Esta visualización te dejará libre para que el cerebro gestione rápidamente la situación.
Toma conciencia que cuando sales de tu zona de comodidad se va a estimular el miedo
También comprobarás que en la mayoría de las ocasiones en las que sientes miedo, no es porque estés en riesgo vital, sino porque sales del ideal de tu área de comodidad, de ese lugar que, como dice un amigo mío, has pasado años amueblando, decorando, ajardinando y dejándolo precioso.
Ese espacio «perfecto», ese lugar confortable que te da una apariencia de seguridad se construye a base de ladrillos de ego, del yo, y cuando estás en la dualidad tú o yo hay miedo, hay oposición, hay confrontación.
Tenemos miedo al otro y a nuestra propia vulnerabilidad.
Que a tu miedo lo envuelva el amor
Por ello, mi propuesta va un paso más allá de esos 6 pasos, propongo que lo utilices para tomar conciencia de la separación de lo vital, de lo que formamos parte, y ejercites de manera activa la otra cara del miedo, que es el amor.
CUANDO AMAS Y TE AMAN DESAPARECE EL MIEDO, TODO ES POSIBLE Y TE SIENTES INVULNERABLE ¿RECONOCES LA SENSACIÓN?
Todos lo hemos sentido en algún momento; con el amor de nuestros padres; con la potencia juvenil de la amistad; entre los brazos del ser amado; en la sonrisa de nuestro hijo; con la mirada amorosa de nuestro perro; en una conversación con un/a buen/a amigo/a. Momentos perfectos, aparentemente, fugaces que nos muestran esa realidad.
Así que lo contrario al amor no es el odio, es el miedo, el odio es otra de las manifestaciones del miedo, como la valentía es otra de las manifestaciones del amor.
¿Tiene sentido para ti?
Confianza, Conflicto, emociones, Libertad, Miedo, Myriam de la Cámara